martes, 18 de mayo de 2010

Vivir es molesto

En varios artículos propongo aceptar que la única misión que tienen los seres humanos es la misma que tienen todos los demás seres vivos: conservarse a sí mismos y a la especie (1).

De esta definición se desprende otra deductivamente: el instinto de conservación es el más importante y los demás son derivaciones suyas. (2)

En la misma línea de extremar la simplificación, agrego ahora que los vínculos tienen como modelo la relación con nuestra madre.

Cada vez que establecemos lazos afectivos con otra persona, asumimos el rol de hijo o de madre, independientemente de cual sea nuestro género anatómico.

Estos roles pueden ser rotativos: a veces nos sentimos el hijo (o hija) de nuestro ser querido (madre, padre, cónyuge, hermano, amigo) y otras veces su madre.

La naturaleza se vale de excitarnos con dolor o placer para provocarnos acciones necesarias para conservar el fenómeno vida (por ejemplo, tenemos dolor por el hambre, buscamos comida y sentimos el placer de saciarnos) (3).

Nuestra psiquis siempre procura la quietud, la estabilidad, la paz, la ausencia de dolor y se irrita cuando registra algún estímulo molesto.

Esa predisposición a mantener la saciedad, es necesaria para que reaccione enérgicamente cada vez que aparecen necesidades.

Son escasas las ocasiones en las que no nos falta algo. Diría que son inexistentes. Es casi seguro que cuando tenemos todas las necesidades satisfechas, nos atormente el aburrimiento, que es otro estímulo irritante de la psiquis.

El dinero es la única mercancía que puede canjearse por la mayoría de los bienes o servicios que nos satisfacen (transitoriamente) los deseos o necesidades que nos surgen a cada momento.

Es fácil padecer la ilusión de que podemos tener una existencia carente de molestias y por eso es fácil padecer la ilusión de que el dinero puede mantenernos permanentemente aliviados, felices, en paz.

(1) The semen bank
El dinero o la vida
No al aborto. Sí a la castración
Fornicamos con seriedad
La disconformidad universal

(2) Giuseppe Verdi: ¡Eres mi vida!

(3) (Maldita) Felicidad publicitaria
Loción infalible contra las molestias
Menos culpa y menos estrés
Por ahora necesitamos la pobreza
Trabajo molesto y seguro

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