Circunstancias personales hicieron que hoy tenga mis neuronas copadas por el concepto felicidad.
Por eso escribí el artículo titulado La búsqueda del tesoro y éste.
En un artículo de reciente publicación titulado «¿Estoy bien o mal?», termino diciendo textualmente:
«Es oportuno saber que la psiquis de cada uno resuelve su relación con la realidad de la mejor manera posible y que no siempre está mal negar, reprimir un deseo o ser obsesivo.»
Algo que tampoco está mal es conservar rasgos infantiles.
Hace unos meses, en el artículo titulado Pablo Picasso pregunta: recordaba dos frases de él que vuelvo a citar:
1) "A los doce años sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una vida para aprender a pintar como un niño."
2) "Lleva tiempo llegar a ser joven."
Este blog está dedicado a buscar las causas de la pobreza patológica, que en última instancia es tratar de contestar la pregunta: ¿por qué algunas personas son infelices cuando buscan la felicidad?
El cerebro humano está diseñado para buscar incansablemente el bienestar, la alegría, el entusiasmo, la felicidad.
La niñez es casi siempre una etapa feliz y la naturaleza parece que usara con nosotros una técnica de venta: nos muestra la felicidad (la niñez), luego nos la quita disimuladamente, y a partir de ahí, tratamos de volver a tenerla.
Desde que la perdemos en adelante, tratamos de recuperar aquella felicidad pero en el mundo de los adultos se vuelve imposible porque en aquella niñez no había dinero y los adultos no tenemos más remedio que usarlo o nos convertiremos en pobres patológicos.
En suma: Trabajamos duramente para recuperar la felicidad, pero al usar la receta de volver a ser niños otra vez, omitimos advertir que los niños no necesitan dinero pero los adultos sí.
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