lunes, 17 de mayo de 2010

La negligencia natural

Varias veces he mencionado (1) que la naturaleza se vale del dolor y el placer para estimular en nosotros (y en cualquier otro ser vivo) acciones necesarias para la conservación de la vida (propia y de la especie).

Muchas veces usamos la expresión «ver el medio vaso vacío y no ver el medio vaso lleno» para señalar que alguien está viendo negligentemente sólo una parte de la realidad.

Nuestra percepción está condicionada subjetivamente.

Ejemplo 1) Alguien abre la heladera y dice: «Acá no hay nada para calmar la sed» pero no percibe que hay muchos productos congelados, varios ingredientes para cocinar diferentes comidas y riquísimos postres.

Ejemplo 2) El funcionario de una oficina, al revisar la documentación que acompaña una solicitud presentada por un usuario, rechaza su admisión porque faltan varios comprobantes que el solicitante omitió por un error involuntario. Naturalmente que el funcionario no felicita al ciudadano por todo lo que sí presentó en regla.

En muchos casos nuestros cinco sentidos sólo registran «el medio vaso vacío» a pesar de que esos cinco sentidos sólo pueden responder a estímulos tangibles. Sólo podemos ver lo que está, lo que se puede tocar, oler, etc.

Esta particularidad es causa de que nos resulte muy difícil conservar lo que tenemos («el medio vaso lleno») porque su existencia nos cancela la necesidad que es la que verdaderamente activa nuestra percepción.

Como la necesidad es un estado doloroso y es la que estimula nuestras funciones perceptivas, nos cuesta ver (y cuidar) lo que satisface (cancela, alivia) nuestra necesidad.

En otras palabras: Nuestro funcionamiento normal incluye perder (por desatención) lo que nos mantendría sin el dolor de la necesidad.

(1) Receta racional
La naturaleza es hermosa pero antipática
«Soy el viento»
Somos marionetas de la naturaleza

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