sábado, 1 de diciembre de 2012

La religión psicoanalítica

 
Los psicoanalistas tenemos creencias religiosas, pero no adoramos a un Dios sino que estamos peligrosamente seducidos por la coherencia del psicoanálisis.

La imagen de una isla desierta en la que se encuentra una pareja de humanos, remite a la relación madre-hijo.

Dos náufragos, casualmente bellos y de una edad similar, llegan a esa isla en la que tienen que iniciar una convivencia forzados por las circunstancias inmodificables.

El interés dramático de esta ficción surge de lo que en realidad nos ocurrió cuando con nuestra madre  quedamos externamente unidos después del parto.

Primero fuimos una parte de ella pero luego formamos una pareja con ella, en una especie de isla desierta porque psicológicamente nuestra unión es tan intensa como si no existiera nadie a nuestro alrededor.

Si quiso la casualidad que fuéramos afines, entonces ella podrá ayudarnos apelando a nuestras semejanzas, pero si no lo somos, entraremos en un conflicto permanente y en este clima se producirá nuestra evolución hacia la adultez.

Como vemos, la suerte determinó quiénes nos reuniríamos en aquella isla desierta para tratar de convivir como pudiéramos.

Las características de mamá y mías pueden ser compatibles o no. Lo que siempre ocurrirá durante los primeros años será que ella tendrá que ayudarme a sobrevivir porque no podré lograrlo solo.

Ella tendrá que darme órdenes, estimularme, reprimirme, acariciarme y golpearme.

Las dosis de estímulos dolorosos y placenteros, no solamente dependerán de nuestras respectivas personalidades sino que también estaremos influidos por otros factores igualmente casuales: las oportunidades del entorno, las casualidades en cuanto a accidentes, enfermedades, ocurrencia, apetencias, deseos, cansancio, aburrimiento, clima y un aleatorio etcétera.

Estas experiencias primarias parecen ser determinantes de cómo enfrentaremos la vida, pero esta no pasa de ser una creencia, muy arraigada en los psicoanalistas, pero tan poco probable como es la existencia de Dios.

(Este es el Artículo Nº 1.741)


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