viernes, 4 de mayo de 2012

Las hipótesis como verdades calmantes


 
La relación heterosexual clásica es satisfactoria por el placer orgánico actual potenciado por las fantasías inconscientes.

Todos tenemos nuestras creencias (religiosas, científica, artísticas) pues necesitamos saber la verdad aunque en realidad esta no existe.

Ya desde muy pequeños, el hambre y la dudosa atención materna nos marcaron con la incertidumbre que los adultos expresamos diciendo: «¿Me dará de comer o me dejará morir de hambre?»

Aquel indefenso pequeñito tuvo en realidad dos motivos de angustia: el hambre y la incertidumbre.

Acosados por estos problemas vitales, llegamos a la adultez con similares motivos de angustia pero ahora con la posibilidad de inventar respuestas, que no son otra cosa que creencias, hipótesis, fantasías, elevadas al rango de «verdades» para aliviar la incertidumbre adulta, que ahora expresamos diciendo: «¿Sufriré (dolor, enfermedad, ruina, abandono)?».

Por lo tanto, la vida incluye una sensación de angustia existencial acompañada por invenciones que la alivian y que llamamos «verdades».

El psicoanálisis fabrica hipótesis que para algunos son verdades «calmantes».

Le doy un ejemplo sencillo y cotidiano.

Una relación heterosexual clásica consiste en que la mujer le practica la fellatio al compañero, ambos aumentan la excitación, él la penetra, eyacula dentro de la vagina y luego se duerme dejándola a ella con ganas de ser abrazada.

¿Qué ocurrió «realmente» (según el psicoanálisis)?

Puesto que la mujer siempre ama a la madre, practica la fellatio («mamada») con la «fantasía inconsciente» de que nuevamente está lactando de su mamá. Cuando su compañero la penetra, ella se excita con la «fantasía inconsciente» de que es la madre fálica quien la desea sexualmente. Cuando el compañero eyacula, ella desearía ser abrazada porque así disfrutaría de la fantasía completa: la madre le da la leche (semen) y luego la abraza para que se duerma.

Nota: una «fantasía inconsciente» es absolutamente ignorada, no-consciente, conscientemente inaceptable.

(Este es el Artículo Nº 1.560)

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