viernes, 4 de mayo de 2012

La ilegalidad del funcionamiento orgánico




La violencia suele utilizarse para revertir (modificar, mejorar, curar) algunos funcionamientos orgánicos calificados como ilegales.

Me animo a decir que la humanidad

— aún no sabe todo sobre las células; aunque

sabe un poco más que en la Edad Media.

De estos conocimientos que hemos adquirido trabajosamente, uno de ellos nos permite decir que una célula funciona de forma similar a como funciona la batería del teléfono móvil: tiene un período de actividad que luego decae por un tiempo hasta que el organismo al que está «conectada», la recarga.

Cuando digo «período de actividad», debería decir más bien «período de excitabilidad», es decir, período en el cual la célula reacciona ante los estímulos específicos, por ejemplo, el dolor que provoca en la piel un objeto punzante, provoca una reacción neuromuscular que nos impone el alejamiento del estímulo (objeto punzante).

Genéricamente, a ese período de «recarga» se le denomina «período refractario».

En otro artículo (1) hice mención a este fenómeno aludiendo fundamentalmente al origen estrictamente orgánico de nuestra constitución y temperamento, es decir que los seres humanos somos exclusivamente organismos biológicos, materiales y sin componentes inmateriales (espíritu).

Las células tienen un período de «refracción» y el cuerpo (todas las células simultáneamente) también lo tiene: pasamos horas, y hasta días, sin trabajar, sin fornicar, sin caminar.

El desgano, la apatía, la abulia, pueden considerarse formas de «refracción».

La creencia en

— que poseemos un espíritu omnipotente;
— que todo nuestro desempeño depende de la voluntad; y
— que, cuando la voluntad no revierte los períodos de «refracción» que provocan el desgano, estamos ante una persona culpable de su inactividad, que no pone la suficiente voluntad,

se desencadena la respuesta violenta de quienes se sienten con el derecho a exigir un mayor rendimiento (empleadores, educadores, familiares, jueces, carceleros, políticos).

La violencia intenta revertir una «refracción» calificada como ilegal.


(Este es el Artículo Nº 1.516)

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