Todo rol que no cuente con su «día de ……» puede estar tranquilo de que su situación social es privilegiada y potencialmente abusadora de aquellos roles que sí son homenajeados.
Hoy es 1º de mayo y en muchos países hispanoparlantes se conmemora el Día de los Trabajadores.
Varias veces he hablado de la metonimia (1) y de sus efectos devastadores en la comprensión de la realidad.
Con metonimia quiero referirme a esa locura por la que generalizamos disparatadamente.
Por ejemplo, gran parte del dolor que siente quien pierde un examen está causado por este defecto, ya que su mente lo llevará a pensar que no es capaz de estudiar, de salvar un examen, de alcanzar algún objetivo.
El ejemplo contrario también existe: si alguien tiene un acierto, es probable —aunque en menor grado y frecuencia— que se considere un genio.
La pobreza seguramente es un fenómeno multicausal sin embargo tendemos a suponer que está causada por la avaricia de los ricos o por la incapacidad y corrupción de los gobernantes o por la indolencia de los mismos pobres.
En suma: la metonimia nos lleva a suponer que los pobres son víctimas de uno o varios culpables, que a su vez sobornan a quienes deberían hacer justicia, y todo termina en una truculenta confabulación contra los pobres pobres (adjetivo + sustantivo).
Si existe un día para conmemorar, exaltar, honrar a los trabajadores, estamos siendo guiados por una actitud metonímica que en los hechos —y como no podía ser de otra manera— perjudica el razonamiento y a los mismos trabajadores.
En los hechos, festejar «el día de ……», nos está imponiendo el abandono, abuso o desprecio de ese homenajeado durante los 364 días restantes.
Por eso no existen «el día del hombre», «el día del millonario», «el día del gobernante», etc.
Referentes de metonimia:
(1) Las opiniones universales son imaginarias
Wikipedia
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