lunes, 7 de abril de 2014

Pensamiento 0 (cero)


La búsqueda del placer saludable suele ser el señuelo que utilizan los estafadores cuando nos prometen lo que desearíamos que ocurriera: hambre cero, delincuencia cero, pobreza cero. La estafa es lograda cuando nuestra capacidad de discernimiento está operando con inteligencia cero.

En las campañas políticas, los demagogos (personas inescrupulosas que no tienen inconveniente en prometer lo que sea con tal de obtener votos que le otorguen poder), abusan de la ingenuidad de los electores, nos engañan como a niños, se burlan de nosotros.

Claro que no son los únicos responsables de este mal uso de la política. Los electores también colaboramos aceptando con irresponsabilidad promesas que notoriamente son proselitistas (guiadas por el único afán de conseguir adhesiones).

El fenómeno forma parte de la conducta religiosa que caracteriza a nuestra especie. Somos capaces de creer en la existencia de un ser superior (Dios), al que le asignamos atributos mágicos y, no conformes con eso, algunos organizan su vida tomando como verdaderas las fantasías creadas en torno a ese personaje de ficción.

Un delirio psicótico es un funcionamiento mental igualmente coercitivo, que guía las conductas del enfermo pero que, a diferencia del pensamiento religioso, no es compartido por otros. La diferencia entre delirio psicótico y creencia religiosa solo es estadística: si muchas personas comparten el mismo delirio (la existencia de Dios), no es un delirio psicótico sino una religión. Si ese mismo funcionamiento lo encontráramos en una sola persona, diríamos que padece una psicosis delirante.

Todo delirio o pensamiento mágico religioso está orientado a complacer, directa o indirectamente, a quien lo vive. El placer orienta casi todos nuestros funcionamientos, mentales y no mentales. Cuando sentimos un dolor, algún proceso interno se desencadena para restablecer la situación no dolorosa (buena salud).

Esta búsqueda del placer saludable suele ser el señuelo que utilizan los estafadores, cuando nos prometen lo que desearíamos que ocurriera: hambre cero, delincuencia cero, pobreza cero. La estafa es lograda cuando nuestra capacidad de discernimiento está operando con inteligencia cero.

(Este es el Artículo Nº 2.150)


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