Algunas personas entienden que si trabajan porque Adán y Eva
pecaron, sería lógico cometer pecados propios para justificar el castigo.
En el Diccionario de la Real
Academia Española se dice que, entre otras definiciones de la palabra «trabajo», deben
incluirse:
8. m.
Dificultad, impedimento o perjuicio.
Excepto cuando nuestro cuerpo se encuentra sin
energía, porque está cansado, enfermo o envejecido, el trabajo no tiene estas
connotaciones dolorosas. Por el contrario, suele ser divertido y se lo extraña
cuando no lo tenemos (fines de semana, feriados, jubilación, vacaciones,
desocupación, huelga).
Sin embargo, las culturas que han sido
influidas por los dichos del Antiguo Testamento de la Biblia, tienen motivos
para estar sugestionados al punto de considerar que el cansancio por exceso de
trabajo o el aburrimiento por exceso de rutina, son en realidad una condena
que, según la leyenda del Génesis, Dios le impuso al ser humano porque, a
instancia de una víbora, se nos ocurrió comer una fruta que había sido
prohibida por el mismo que nos castigó.
Analizando la ignominiosa desproporción entre
la falta y el castigo hay quienes dicen que Dios se convertía en víbora para
descansar y que fue Él mismo quien, para probar la obediencia de los humanos,
los tentó al pecado.
Quienes dan crédito a esta leyenda bíblica
pueden verse particularmente agobiados por el trabajo pues, en vez de
entenderlo como algo divertido que puede llegar a cansarnos y aburrirnos, lo
consideran un castigo injusto porque, como es lógico, nadie se solidariza con
la supuesta transgresión de Adán y Eva.
Por estos motivos es razonable pensar que unas
cuantas personas entiendan que si están pagando una culpa que no tuvieron ahora
pueden cometer transgresiones, faltas o pecados que por lo menos las hagan
merecedoras del castigo laboral.
(Este es el Artículo Nº 1.917)
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