Los naipes (barajas) son
cartulinas rectangulares de 10 x 7 centímetros, que de un lado tienen imágenes
que las diferencian unas de otras y del lado opuesto tienen una única imagen
que las iguala. De un lado son todas distintas y del otro lado son todas
iguales.
Estas cartulinas permiten
practicar juegos que pueden llegar a ser apasionantes. El atractivo de esos
juegos está en que metafóricamente emulan situaciones dramáticas de nuestra
existencia real.
Básicamente los jugadores
compiten entre sí como compiten por el amor de los padres, por la valoración
social, por el dinero.
Los jugadores también deben
aplicar estrategias, engaños, poder de observación, audacia, tolerancia a la
frustración..., como en la existencia real.
Ese conjunto de cartulinas
(naipes, barajas) incluyen dos especiales que se denominan comodines o jókers.
Estas cartas se usan en los
juegos donde existen naipes polivalentes, que cumplen la función que mejor
convenga al jugador. Este puede usarlas para remplazar cualquier baraja que
necesite para ganar.
De más está decir que el
jugador que recibe un comodín debe sentirse afortunado porque sus posibilidades
de ganar aumentan significativamente.
Con este antecedente,
vayamos ahora a lo que es la existencia real.
La angustia existencial está
provocada por la ansiedad, preocupación, dolor e incertidumbre que nos provocan
las carencias: de amor, dinero, alimento, vivienda, salud, y en última
instancia de la vida misma.
Cuán afortunado se sentiría
alguien que en «el juego de la vida», como si fuera con barajas, recibiera un comodín, un jóker, la
posibilidad de resolver infaliblemente cualquiera de esas angustiantes
carencias.
Para quitarnos estos
malestares, nuestra fantasía crea sus comodines con los cuales logramos un
alivio gratificante.
Me refiero a los fetiches,
amuletos, ídolos, talismanes y el dinero.
(Este es el Artículo Nº 1.916)
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