sábado, 6 de abril de 2013

Para no quitarnos el pijama


Aumenta la tendencia a no salir de nuestras casas, ingeniándonos con el teletrabajo y con los proveedores que traen lo que necesitamos.

Hay gente que no se saca el pijama en todo el día. A veces hasta se olvida de ducharse.

Cada vez más personas salen menos de sus casas y las que aún salen, tienen como objetivo encontrar formas de ganarse la vida llevándose el trabajo a la casa (teletrabajo) o desarrollando algún emprendimiento que les permita evitar transitar lugares públicos llenos de gente extraña, peligrosa, imprevisible.

La madre de Caperucita Roja empieza a tener razón: debemos temer al lobo que anda por el bosque.

Quienes creen que el ser humano es un animal migratorio, que tiene prohibido el sedentarismo, compran algún aparato para hacer gimnasia, imitando al hámster con su carrusel vertical.

Pero esta tendencia al encierro no es una particularidad adquirida sino que se explica por un estancamiento en el desarrollo psicológico.

Según dicen quienes creen saber, los humanos nacemos tan encerrados en nosotros mismos que nuestra madre tiene que adivinar por qué lloramos.

Cuando el pequeñito se pone a gritar aparecen los procedimientos que la ciencia sigue utilizando aún hoy: el ensayo y el error.

¿Llora porque tiene hambre, frío, algún dolor, angustia?

En este trabajo de laboratorio la mamá intenta cualquier cosa para desactivar la alarma humana de incalculables decibeles.

Tarde o temprano el niño se calla, porque la madre calmó su malestar o porque se le agotó la batería (se durmió).

El hecho es que el pequeño aprendió que sus problemas pueden ser adivinados por alguien suficientemente motivado (la madre desesperada por el llanto).

Si el desarrollo psíquico se detiene prematuramente pretendemos que alguien nos atienda, que adivine nuestras necesidades, al extremo de no tener que salir de nuestras casas ni quitarnos el pijama.

(Este es el Artículo Nº 1.818)


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