Esta parece una propuesta muy pesimista, pero
¡piénselo!, saque sus propias cuentas y verá que es una propuesta realista.
¡Cuánto dolor provoca la
desilusión! A veces da ganas de no ilusionarse.
Quizá esta sea la única
solución. Es como quienes se complacen sometiéndose a los efectos de alguna
droga (alcohol, marihuana, cocaína) y después tienen que padecer las molestias
de la resaca.
Le comentaré sobre cómo evitar
el consumo de una cierta ilusión.
Todos necesitamos ser
queridos. Este es el primer paso para evitarnos alguna desilusión: asumir que
somos grandes consumidores de amor, aprobación, reconocimiento, mimos, ternura,
miradas, caricias.
Suponer que somos tan
independientes que podemos prescindir del afecto es una ilusión de omnipotencia
de la que, tarde o tempranos, caeremos dolorosamente.
Algunos igual se ilusionan
pensando que un perro o un gato es lo mismo que un ser humano. Lamentablemente
no es lo mismo la mirada de estos hermosos animales que la compañía afectuosa
de un semejante.
Otra forma de evitarnos ilusiones desilusionantes consiste en
ser realistas con las expectativas.
Me explico mejor: De cada 100
personas que conozco, mi ilusión me sugiere pensar que las 100 me aman, me
admiran, me miman. Si fuera un poco más realista tendría que asumir que, en
realidad, quizá me aprecien solo 20 personas y, si fuera un poco más realista
aun, tendría que asumir que puedo tener una verdadera amistad con no más de 3
(tres).
Si nuestro corazón aceptara
sinceramente que no podemos entablar una amistad con más del 3 por ciento de
quienes conocemos sufriríamos menos desilusiones.
Esta parece una propuesta muy
pesimista, pero ¡piénselo!, saque sus propias cuentas y verá que es una propuesta
realista.
(Este es el Artículo Nº 2.120)
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