viernes, 8 de noviembre de 2013

La Coca-Cola perjudica a los inmortales


Esta es una hipótesis de por qué algunas personas evitan beber Coca-Cola para imaginarse inmortales sin temor al sufrimiento.

Usted y yo seguramente conocemos gente que no toma Coca-Cola porque esta afloja las tuercas oxidadas. Así funciona la medicina popular.

Si consultáramos a los más confiables expertos potabilizadores de agua de nuestro país, quizá nos dirían: «Yo bebo Coca-Cola y Pepsi-Cola, pero las dos son agua sucia».

¿Cuál es la verdad? Sería lindo saberlo porque ahora estamos en octubre de 2013, dentro de dos meses festejaremos Noche Buena y una mesa familiar sin esas bebidas sería inconcebible. Sobre todo ahora que casi todos tienen teléfono celular con cámara fotográfica.

Los animalitos humanos vivimos temblando de miedo porque somos muy vulnerables, nos enfermamos fácilmente y algunos tienen tan mala suerte que mueren.

Para aliviar los temblores nos informamos de los peligros y de cómo evitarlos.

Claro que acá tenemos otro problema, porque nuestra cabecita tiende a reconocer como verdaderas aquellas informaciones más disfrutables, lindas, alegres, simpáticas. Nuestro criterio de selección está fuertemente condicionado por el placer, por eso seleccionamos las noticias más agradables y desestimamos las menos desagradables, independientemente de cuán confiables sean.

Por ejemplo, ¿por qué evitamos ingerir una bebida por su poder de aflojar tuercas oxidadas?

Esta evaluación tiene varios motivos, entre los cuales no podemos descartar la publicidad de Pepsi-Cola que nos haya influido.

Si para los humanos es dañino beber un producto capaz de aflojar tuercas es porque en nuestro inconsciente existe la certeza de que somos máquinas metálicas, que a veces funcionan mal y que deben ser reparadas por un mecánico.

¿Por qué no tomamos Coca-Cola? Porque preferimos imaginar que somos metálicos, máquinas inmortales que, cuando funcionan mal, algún médico-mecánico podrá repararlas.

Más aún, si nos imaginamos metálicos, también podemos disminuir el miedo a sentir dolor.

(Este es el Artículo Nº 2.047)


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