martes, 2 de octubre de 2012

La doctrina del sentido común



      
El «sentido común» cree que denunciando la infelicidad de los pobres y la felicidad de los ricos, terminará la injusticia distributiva.

Si alguien dijera que ser rico es más doloroso que ser pobre, alguna luz roja destellaría en nuestro sentido común.

El «sentido común» es la doctrina según la cual:

— Las circunstancias de vida son como las hemos visto siempre;

— La filosofía vulgar es la única verdadera;

— La verdad está en lo obvio.

Por su parte el D.R.A.E., para no quedarse atrás, tiene su propia definición de «sentido común» (1), expresando que es el «Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas».

Cualquiera sea la definición de «sentido común», me inclinaría a pensar que es el punto de vista que conserva las circunstancias tales como están, sin cuestionarse cómo podrían estar mejor (ni siquiera cuando se las critica ferozmente), y mucho menos animarse a proponer otros puntos de vista que se apartaran de lo que siempre se opinó sobre cada asunto.

Por lo expuesto, reafirmo lo que decía más arriba: estaría virtualmente prohibido por el «sentido común» sugerir que ser rico es más doloroso que ser pobre. Estaría prohibido porque la doctrina del «sentido común» afirma todo lo contrario: los ricos son felices y los pobres son infelices.

La población biempensante (la más fiel al «sentido común»), ¿podría suponer acaso que con este diagnóstico de felicidad e infelicidad está consolidando la injusta distribución de la riqueza? No, por supuesto que no.

La población biempensante, esclava del «sentido común»:

— está convencida de que denunciar la infelicidad de los pobres es hacer todo lo posible para aliviar esa penosa condición, y también

— está convencida de que denunciando la felicidad de los ricos, esto será suficiente para que se avergüencen y devuelvan lo que tienen de más.

 
(Este es el Artículo Nº 1.670)

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