Algunos padres provocan la pobreza de sus hijos
discapacitándolos para ser egoístas, arriesgados y libres de una gratitud
ilimitada.
Me resulta increíble que los humanos podamos
tomar decisiones genuinas. Más bien creo que somos gobernados íntegramente por
la naturaleza pero que nuestras mentes generan la opinión de que todo eso que «hacemos» también lo decidimos
libremente.
Lo real es
que estamos 100% determinados por la naturaleza, que no somos responsables de
nada, sin perjuicio de lo cual, cuando cualquier ser vivo (incluyéndonos)
cumple con error las leyes naturales, es corregido con prontitud (por la misma
naturaleza), mediante accidentes, enfermedades, dolor.
Por
ejemplo, quien corre a más velocidad de lo que las leyes de la física admiten,
no pasará mucho tiempo sin que se estrelle contra algún objeto rígido, con las
consecuencias (¿sanciones?) imaginables.
En suma: no somos libres, no tomamos ninguna
decisión, no somos responsables de nada, pero nuestro cuerpo se expone a
grandes pérdidas (de la vida, inclusive) cuando no cumple las Leyes Naturales.
Es con la
idea hasta aquí descrita que les comento un procedimiento para que los seres
humanos tengan pocos recursos materiales (pobreza).
Los humanos
estamos impulsados a tener hijos (para conservar la especie), pero algunos
están poseídos por una segunda intención: lograr que esos hijos los adopten
cuando sean ancianos, que los lleven a vivir a sus hogares, que los cuiden,
protejan, ayuden y mimen durante los últimos años de su existencia.
Para
satisfacer esta estrategia (generalmente no explicitada ni reconocida por los
mismos padres), tienen que educarlos en la generosidad, cuidar que no se
lastimen (sobreprotegerlos) y adoctrinarlos para que sean eternamente
agradecidos (de los cuidados paternos).
Los hijos criados
con esta estrategia terminarán siendo pobres
— por falta
de egoísmo saludable;
— por
aversión (miedo) a los riesgos;
— por el
sobreendeudamiento que provoca tanta gratitud.
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