martes, 4 de junio de 2013

Relación salario-productividad



 
El sentido común cree que la productividad de los trabajadores está vinculada con el salario, pero esto no es así.

El sentido común nos sugiere dulcificar nuestra fantasía pensando que somos máquinas, es decir, inmortales, reparables, capaces de tener un rendimiento como el que tiene nuestro vehículo, ventilador o abrelatas eléctrico.

Pero el sentido común es una organización secreta con la que logramos sostener creencias agradables cuyo principal valor consiste en la popularidad, en el consenso, en la otra gran creencia según la cual las mayorías no se equivocan.

Las mayorías infalibles creen que el nivel salarial regula la productividad de los trabajadores, con tanta exactitud como la velocidad de un vehículo cuando recibe más combustible del acelerador.

Esta creencia genera despilfarros porque los administradores con sentido común malgastan el dinero que deberían cuidar tratando de que los trabajadores estén motivados. Sorprendidos, esos administradores no terminan de entender por qué los aumentos salariales no mejoran la productividad.

La situación paradojal no se resuelve porque los administradores necesitan imaginar que ellos mismos son máquinas, inmortales, reparables, que no sufren dolores, capaces de recibir un repuesto original cada vez que algún órgano se deteriora.

Por su parte, los trabajadores y sus líderes sindicales también son personas dotadas del maravilloso sentido común y cuando reclaman aumentos salariales lo hacen porque el dinero no les alcanza, lo cual también puede ocurrirle a cualquier millonario pues las necesidades y los deseos humanos son casi ilimitados.

Aunque todo esto parece una gran equivocación, al final termina resolviéndose razonablemente porque la presión que se le hace a cualquier empleador tiene un límite impuesto por la realidad del mercado.

Si un empresario no tiene costos competitivos debe clausurar sus actividades y prescindir de los trabajadores que ocupaba, por eso las demandas salariales del sentido común se autorregulan sensatamente.

(Este es el Artículo Nº 1.872)

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