sábado, 2 de marzo de 2013

El empleador es el enemigo equivocado




Los asalariados atacan su fuente laboral pues creen que el empleador es el único responsable de sus penurias economías.

El estado de ánimo predominante cuando tenemos problemas económicos forma parte del problema.

Parecería ser que los sentimientos próximos a la desesperación se confabulan, conspiran, impidiéndonos salir de tan penosas circunstancias.

La habitual inteligencia con la que contamos para resolver problemas ajenos, se ausenta justamente cuando la necesitamos para resolver dificultades propias.

No solamente nos sentimos preocupados sino también alarmados porque observamos confundidos que aquella facilidad que teníamos para gastar dinero no funciona al revés: ganar dinero es realmente difícil.

La falta de simetría entre las acciones de gastar y las de ganar nos confunden, nos debilitan, nos refuerzan los sentimientos de inseguridad porque nuestra cabeza deja de funcionar en el peor momento, cuando más la necesitamos.

Este tipo de dificultades las padecen tanto los asalariados como quienes se ganan el sustento laborando por cuenta propia, trabajando solos o con personal contratado.

Todos padecemos estas dificultades, todos tenemos un cerebro más o menos parecido, todos gastamos con facilidad y ganamos dinero con increíbles dificultades.

Empleados y empleadores se angustian, sufren, buscan soluciones para aliviar estos dolores.

Lo que pueden ser diferentes son las circunstancias, pues no es lo mismo buscar soluciones enfrentándose al mercado, (como tienen que hacerlo los empleadores), a buscar soluciones que solo parecen estar en manos del empresario empleador.

Cuando el empresario-empleador se enfrenta a un mercado compuesto por múltiples agentes económicos, no puede contar con el alivio de culpabilizar a otros de sus problemas, en tanto estos son muchos y muy variados: competidores, políticas de gobierno, oficinas recaudadoras de impuestos, sindicatos, baja productividad de los trabajadores.

Los empleados, al culpabilizar de su infortunio a una sola persona (el empleador), se perjudican atacando a su fuente de trabajo.

(Este es el Artículo Nº 1.788)

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