Muchas
personas sienten que lo contrario de «rico» es «austero»: «rigurosamente
ajustado a las normas de la moral».
Aunque yo soy de derecha, todos mis amigos son de izquierda.
Quizá sea así porque disfruto polemizando.
Cuentan que cierta vez un judío le pidió a Jacques Lacan que
le recomendara un psicoanalista. Así lo hizo y le dio el nombre de un colega
árabe.
No tengo noticia si el judío aceptó la sugerencia y si lo
hizo, tampoco sé cómo le fue en el análisis.
Si alguien me preguntara por qué siento tanto amor por mis
adversarios ideológicos, tendría que decirles que eso mismo me ocurre en el
plano sexual: me llevo mejor con las mujeres que con los varones. Son gustos!!
Desde el 1º de marzo de 2005, José Mujica es el presidente
de los uruguayos y llama tanto la atención que por primera vez en nuestra breve
historia como país solemos figurar en la prensa mundial porque patrocinó la
despenalización del aborto, porque envió un proyecto al parlamento para
legalizar el consumo de la marihuana y porque se lo denominó como el «Presidente
más pobre del mundo».
Como es alguien que maneja intuitivamente bien los medios de
prensa, los periodistas le dedican muchos minutos diarios a cubrir las noticias
que lo involucran.
Si observamos la vivienda que ocupa junto a su esposa Lucía
y su perra Manuela, podemos afirmar que no disfruta ni de la vida ciudadana, ni
de la vida burguesa, ni del confort primermundista, pero él dice que no es
pobre sino austero.
La palabra «austeridad» (1) remite conceptos tales como
sufrimiento, dolor, remordimiento,
angustia. Se lo asocia con un control
sacrificado de las pasiones, de los placeres.
En la actual coyuntura cultural, es digno de amor un
presidente «austero»: «rigurosamente
ajustado a las normas de la moral» (2).
(Este es el Artículo Nº 1.763)
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