El dinero cumple una función similar a la que cumplen los comodines de las barajas.
Los naipes (barajas) son cartulinas rectangulares de 10 x 7 centímetros, que de un lado tienen imágenes que las diferencian unas de otras y del lado opuesto tienen una única imagen que las iguala. De un lado son todas distintas y del otro lado son todas iguales.
Estas cartulinas permiten practicar juegos que pueden llegar a ser apasionantes. El atractivo de esos juegos está en que metafóricamente emulan situaciones dramáticas de nuestra existencia real.
Básicamente los jugadores compiten entre sí como compiten por el amor de los padres, por la valoración social, por el dinero.
Los jugadores también deben aplicar estrategias, engaños, poder de observación, audacia, tolerancia a la frustración, ... como en la existencia real.
Ese conjunto de cartulinas (naipes, barajas) incluyen dos especiales que se denominan comodines o jókers.
Estas cartas se usan en los juegos donde existen naipes polivalentes, que cumplen la función que mejor convenga al jugador. Este puede usarlas para remplazar cualquier baraja que necesite para ganar.
De más está decir que el jugador que recibe un comodín debe sentirse afortunado porque sus posibilidades de ganar aumentan significativamente.
Con este antecedente, vayamos ahora a lo que es la existencia real.
La angustia existencial está provocada por la ansiedad, preocupación, dolor e incertidumbre que nos provocan las carencias: de amor, dinero, alimento, vivienda, salud, y en última instancia de la vida misma.
Cuán afortunado se sentiría alguien que en «el juego de la vida», como si fuera con barajas, recibiera un comodín, un jóker, la posibilidad de resolver infaliblemente cualquiera de esas angustiantes carencias.
Para quitarnos estos malestares, nuestra fantasía crea sus comodines con los cuales logramos un alivio gratificante.
Me refiero a los fetiches, amuletos, ídolos, talismanes y el dinero.
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