martes, 12 de julio de 2011

Las molestias vitales

La monogamia deseada por las mujeres y la poligamia (poliginia) deseada por los varones están al servicio de estimular la continuidad de la vida.

A los humanos nos molestan muchas cosas (el hambre, el trabajo, la infidelidad, la frustración, devolver los libros), pero es posible preguntarse si esta situación es algo que nos impone la mala suerte o por el contrario nuestra necesidad de sentir molestias para estimular el fenómeno vida ha logrado que inventemos molestias sólo para asegurarnos de que nunca nos faltarán estímulos para existir.

En la relaciones con nuestro sexo opuesto son notorias las discrepancias y motivos de enfrentamiento justamente con el sector de la humanidad que más nos interesa vincularnos.

Ya he mencionado algunas veces que hombres y mujeres somos tan distintos que hasta podríamos pertenecer a especies tan diferentes como son las nutrias y los camellos (1).

El deseo desesperante que tenemos los varones por tocar, abrazar y penetrar a las mujeres coindice felizmente con el deseo desesperante que tienen las mujeres de ser acariciadas, besadas y llenadas de semen.

Pero como esto sólo conduce al agotamiento del deseo cada vez que nos hacemos el amor y todo funciona bien, hemos encontrado la forma de recuperar el deseo apropiándonos de expectativas opuestas: ellas quieren a un solo hombre y nosotros queremos muchas mujeres.

De esta forma nos aseguramos adquirir una frustración casi segura en las relaciones de pareja, ya sea porque los varones efectivamente somos infieles o porque ellas, soñando con la virilidad de su hombre le imagina infidelidades que el muy cobarde o apático no se anima ni a soñar siquiera.

En suma: como el fenómeno vida depende del estímulo placer-dolor, existen o fabricamos situaciones con las que no nos falten motivos para desear desesperadamente y para irritarnos hasta la exasperación. ¡Eso es vida!

(1) La desventaja de ser mujer

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