sábado, 3 de marzo de 2012

La resignación tonificante

La mejora continua de nuestra calidad de vida depende de la resignación. (1)

Aunque es posible vivir permanentemente tomando medicamentos que compensen una u otra disfunción orgánica, también es posible vivir en forma natural, sin complementarnos artificialmente, sólo comiendo y bebiendo los alimentos y líquidos más adecuados para nuestra especie.

En el plano estrictamente psicológico, es posible aceptar la vida como se nos presenta y es posible envolverla imaginariamente en infinitas suposiciones, creencias, prejuicios, fantasías.

Ningún juez tendría competencia como para decir que uno u otro hacen las cosas mal. Vivir medicamentado y en la fantasía es tan legal como abstenerse de sustancias químicas y sólo compartir las opiniones mejor fundamentadas.

Por ejemplo, la existencia de una muerte definitiva parece mejor fundamentada que las teorías de la reencarnación, de la vida eterna, del paraíso.

Los estilos psicológicos son coherentes. Es casi seguro que alguien que vive tomando calmantes, vitaminas y otros complementos alimenticios, también crea en la vida después de la muerte y que es posible acceder a alguna certeza definitiva y concluyente.

También es casi seguro que las personas que soportan con estoicismo las molestias de vivir, crean en la muerte definitiva y acepten que la incertidumbre es inevitable.

La resignación es un estado de ánimo y una filosofía aprobado por algunos y criticado por otros.

Aceptar que a veces tenemos dolores, cansancio, aburrimiento es una forma de resignación.

El miedo, el hambre y el amor son estados de ánimo que nos movilizan: huimos, buscamos comida, intentamos la compañía del ser amado.

Estos sentimientos movilizantes, cuando están asociados a la resignación (con tolerancia a la postergación y hasta la frustración) generan acciones moderadas, quizá lentas pero sin pausa, razonablemente persistentes.

La resignación implica tolerar el estado actual (pobreza o riqueza) sin dejar de buscar una mejoría porque «todo es mejorable».

(1) Utilizo la tercera acepción del vocablo «resignación» según el Diccionario de la Real Academia: «Conformidad, tolerancia y paciencia en las adversidades.» 

(Este es el Artículo Nº 177)

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